17 mar 2013

Konrad de Christine Nӧstlinger

¿Será posible que ahora los niños vengan enlatados? ¿Realmente existirá algo parecido a un niño perfecto? Pues tal parece que Konrad es la respuesta a ambas interrogantes. Sin embargo, por más virtudes que tenga, él pasará varios problemas para poder relacionarse con las demás personas. Por fortuna no está solo, su madre, la señora Bartolotti, y su vecina, Kitti, lo ayudarán.





Queridos padres,
Acaba de hacerse realidad su más 
ferviente deseo.
Nosotros los fabricantes, les deseamos 
felicidad y satisfacciones con su retoño.
Que sea siempre fuente de alegría para ustedes 
y colme las esperanzas que han puesto en él y
 en nuestra empresa.
Nos hemos esforzado por garantizarles un
descendiente agradable, simpático y con un 
gran porvenir.
¡Acéptenlo de buen grado!
No les resultará difícil esta aceptación, ya que
nuestros productos son sumamente fáciles de 
manejar y de cuidar. Los defectos 
e imperfecciones impuestos por la naturaleza,
no existen en nuestros acabados productos de
 alta perfección técnica.
Y por último un ruego.
Este retoño está construido de tal modo que,
además de la vigilancia y cuidados normales, 
necesita afecto.
¡Les rogamos que no lo olviden!
Mucha felicidad para un largo futuro, les desea…

De nuevo la firma podía decir “Hunbert” o “Monbert”

Fragmento de Konrad o el niño que salió de una lata de conservas

16 mar 2013

Un pajarito me contó

"SU MAJESTAD EL REY MANDA AVISAR QUE DARÁ UN TESORO A QUIEN RESUELVE EL PROBLEMA QUE AMENAZA CON MATAR EL REINO"

De todas partes llegaron caballeros con armaduras de metal brillante y superhéroes de capas revoloteantes, dispuestos a enfrentar peligros y correr aventuras.

Ninguno pudo acabar con la amenaza, porque ni siquiera el rey sabía cuál era el problema.




-Pero, Majestad, ¿qué va a pasar entonces con el problema? ¿Quién va a dar la solución? ¿Ya sabe usted cuál es el problema?
El rey respondió:
-Son muchos. Pero ahora, el primero ya está resuelto. Y no se podía buscar ninguna solución para los otros sin resolver el primero.
El ministro seguía espantado:
-¿Muchos problemas, Su Majestad? ¿En un paraíso como éste? ¿Y cuál es el primero?
-El primero era mío, y también suyo, y de mucha gente. Es el siguiente: pensar que esto aquí es un paraíso sin problemas. Y no saber ni siquiera distinguir que nuestra tierra puede ser una maravilla pero que nuestra gente sólo tiene problemas...
Y de nada sirve llamar a los caballeros de lejos, prometiendo tesoros. Al fin de cuentas, si el problema es de la gente, la gente misma lo resolverá. Al fin de cuentas, también el tesoro es de la gente.


Un pajarito me contó
Ana María Machado