Autoridades corruptas
¡PAISANO! No preguntes qué puede
hacer tu país por ti, sino lo que TÚ puedes hacer por tu país.
Puedes empezar por abandonar
todas tus pocas pertenencias (aquí se incluye la familia): esposa, marido,
hijos, abuelos, suegras, sobrinas, nietos, tías, tíos, primos…
Autoridad corrupta #1
¿Qué la ocasiona?
-Soy una Autoridad Corrupta. ¿No
tiene ojos una Autoridad Corrupta? ¿No tiene manos, órganos, dimensiones,
sentidos, afectaciones, pasiones? ¿No es alimentada con la misma comida, herida
con las mismas armas, sujeta a las mismas enfermedades, curada por los mismos
medios, enfriada y calentada por los mismos inviernos y veranos que un
Ciudadano Decente? Si nos pinchan, ¿no sangramos? Si nos hacen cosquillas, ¿no
reímos? Si nos envenenan, ¿no morimos? Y si nos injurian, ¿no nos vengamos?
Ciudadano decente que vuelves a tu país después de trabajar de ilegal
en los Estados Unidos
Exposición indecente de nuestras
autoridades
En este día tan especial en el
que vuelvo a mi patria después de una ausencia de diez años quiero agradecer a
cada político corrupto que nos ha robado a nosotros, ciudadanos decentes, la
ilusión de movilidad social en nuestra propia tierra. Quiero agradecerles por
ser constantes en su negligencia, obligándonos así a ver por nosotros mismos,
aunque esto signifique pelear en contra de la misma gente que nos tendría que
estar protegiendo.
¿Acaso no es un gran país el que
envía a sus ciudadanos a países lejanos y no tan lejanos? ¿Acaso no es un gran
país el que instiga, a través de la injusticia, un sentido de aventura en sus
ciudadanos? ¿Acaso no deberíamos hincarnos y besar la tierra para demostrar
nuestra gratitud por una vida de salvación a través de la penuria y el hambre?
¿Acaso no somos todos santos, sobre todo porque permanecemos en el anonimato
total, acordado por estadísticas exactas? Quisiera agradecer a cada uno de
ustedes, gente-de-trajes-grises por garantizarme a mí, el cielo por medio del
infierno en la tierra. Por haber hecho de nuestro continente una tierra fértil
para el fracaso, la frustración, la envidia y la invención de nuevos y
horribles pecados capitales. Por no habernos adormecido al ofrecernos un país
que funciona adecuadamente, dándonos en cambio un mecanismo averiado y sin
posibilidad de arreglo. Gracias por todo el disturbio y el motín, buen
disturbio y buen motín para mantener a los ciudadanos despiertos. Buenos para
mantener a los ciudadanos de una nación al borde de la guerra civil, nada más
para que las cosas sigan poniéndose interesantes.
Gracias por drenar nuestros ríos,
deforestar nuestros bosques, aniquilar nuestra fauna, vender nuestra tierra a
los mejores o peores inversionistas.
Gracias por negarnos a mis hijos
y a mí una casa decente, un trabajo decente. Un sueldo decente, una vida
decente. Por ponernos a todos en tal estado de miseria que hasta la posibilidad
de la muerte se reveló, después de una noche de hambre, como un proyecto atractivo
para el futuro. Por haber convertido cada rayo de esperanza en una noche oscura
y sin fin.
Por vaciar de sentido la palabra
NACIÓN.
Aura Estrada
Mis días en Shanghai
Editorial Almadía