15 feb 2013



Autoridades corruptas
¡PAISANO! No preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino lo que TÚ puedes hacer por tu país.
Puedes empezar por abandonar todas tus pocas pertenencias (aquí se incluye la familia): esposa, marido, hijos, abuelos, suegras, sobrinas, nietos, tías, tíos, primos…
Autoridad corrupta #1
¿Qué la ocasiona?
-Soy una Autoridad Corrupta. ¿No tiene ojos una Autoridad Corrupta? ¿No tiene manos, órganos, dimensiones, sentidos, afectaciones, pasiones? ¿No es alimentada con la misma comida, herida con las mismas armas, sujeta a las mismas enfermedades, curada por los mismos medios, enfriada y calentada por los mismos inviernos y veranos que un Ciudadano Decente? Si nos pinchan, ¿no sangramos? Si nos hacen cosquillas, ¿no reímos? Si nos envenenan, ¿no morimos? Y si nos injurian, ¿no nos vengamos?
Ciudadano decente que vuelves a tu país después de trabajar de ilegal en los Estados Unidos
Exposición indecente de nuestras autoridades
En este día tan especial en el que vuelvo a mi patria después de una ausencia de diez años quiero agradecer a cada político corrupto que nos ha robado a nosotros, ciudadanos decentes, la ilusión de movilidad social en nuestra propia tierra. Quiero agradecerles por ser constantes en su negligencia, obligándonos así a ver por nosotros mismos, aunque esto signifique pelear en contra de la misma gente que nos tendría que estar protegiendo.
¿Acaso no es un gran país el que envía a sus ciudadanos a países lejanos y no tan lejanos? ¿Acaso no es un gran país el que instiga, a través de la injusticia, un sentido de aventura en sus ciudadanos? ¿Acaso no deberíamos hincarnos y besar la tierra para demostrar nuestra gratitud por una vida de salvación a través de la penuria y el hambre? ¿Acaso no somos todos santos, sobre todo porque permanecemos en el anonimato total, acordado por estadísticas exactas? Quisiera agradecer a cada uno de ustedes, gente-de-trajes-grises por garantizarme a mí, el cielo por medio del infierno en la tierra. Por haber hecho de nuestro continente una tierra fértil para el fracaso, la frustración, la envidia y la invención de nuevos y horribles pecados capitales. Por no habernos adormecido al ofrecernos un país que funciona adecuadamente, dándonos en cambio un mecanismo averiado y sin posibilidad de arreglo. Gracias por todo el disturbio y el motín, buen disturbio y buen motín para mantener a los ciudadanos despiertos. Buenos para mantener a los ciudadanos de una nación al borde de la guerra civil, nada más para que las cosas sigan poniéndose interesantes.
Gracias por drenar nuestros ríos, deforestar nuestros bosques, aniquilar nuestra fauna, vender nuestra tierra a los mejores o peores inversionistas.
Gracias por negarnos a mis hijos y a mí una casa decente, un trabajo decente. Un sueldo decente, una vida decente. Por ponernos a todos en tal estado de miseria que hasta la posibilidad de la muerte se reveló, después de una noche de hambre, como un proyecto atractivo para el futuro. Por haber convertido cada rayo de esperanza en una noche oscura y sin fin.
Por vaciar de sentido la palabra NACIÓN.
Aura Estrada
Mis días en Shanghai
Editorial Almadía


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