Antes, muchos años antes, mucho tiempo antes, cuando llegaba la noche, llegaba de veras la noche. La noche, era más noche. Desde abajo de los árboles, la sombra crecía, se desenroscaba y tapaba todo. Todo quedaba oscuro.
La gente no podía alumbrar tanta oscuridad. Alumbraba un poquito, lo que podía, una vela aquí, una fogata allá, o una lámpara. En esas épocas que les digo, las lámparas se llamaban lucernas.
Costaba prender esas luces y también costaba mantenerlas encendidas. Una puerta que alguien abría de repente, una ráfaga de viento y ¡zas! se quedaban sin luz.
Por eso sorprendía mucho a la gente unas lucecitas que se prendían en la noche en verano sin que nadie se tomara el trabajo de encenderlas. Andaban por los pastos altos y un momento estaban aquí, otro más allá y siempre parecían flores de luz.
A veces una flor de luz daba vueltas alrededor de otra flor de luz que se quedaba quieta. Se prendía y se apagaba, una vez aquí y otra vez allá, pero cada vez más cerca y más cerca de la luz que estaba quieta, hasta que las dos luces se juntaban.
A los enamorados les gustaba mucho mirar ese baile de las flores de luz.
Los enamorados también salían de noche a visitar a sus enamoradas. La enamorada prendía una lámpara en su casa - una lucerna- para guiar a su novio. Y el novio se acercaba con su lámpara en la mano -otra lucerna-. El novio prendía y apagaba a veces la lucerna para esquivar a los perros y también al padre de la novia, que si lo veía acercarse lo sacaba a los chumbos. Al final, el enamorado llegaba a la ventana donde brillaba la lucerna de la novia.
La gente desde las casas cuando llegaba las noches de verano no sabía desde lejos qué luces eran de los enamorados y qué luces eran de las flores de luz.
Y como los enamorados con sus lucernas se parecían tanto a las flores de luz, la gente empezó a llamar a las flores de luz lucernas, después las llamó luziernagas y al final las acabó llamando luciérnagas.
Ustedes, a lo mejor, las llaman bichos de luz. Pero eso es porque no están enamorados. Cuando se enamoren, ya van a ver como las llaman luciérnagas.
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