10 mar 2015

La historia del arcoíris

Y entonces los hombres y mujeres de maíz se estuvieron de acuerdo en cumplir con los siete trabajos para que el mundo fuera bueno y miraron al lugar donde el sol y la luna se turnan su duermevela y preguntaron a los dioses primeros que cuánto debían caminar para cumplir esos siete trabajos que sirven para hacer el mundo nuevo y entonces los dioses primeros dijeron que siete veces siete se caminaran el siete porque así había salido el número que recuerda que no todos somos pares y que siempre puede haber lugar para el otro. Y entonces los hombres y  mujeres del maíz dijeron bueno  volvieron a mirar hacia la montaña que cajita era para guardar los pechos de la madre tierra, por turnos, uno de día, de noche la otra. Y mirando los hombres y mujeres de maíz se preguntaron que cómo sabe cuántas veces es siete veces siete caminar el número siete y los dioses primeros dijeron que no lo sabían tampoco porque eran dioses primeros pero no todo lo sabían y tenían que estudiarse mucho y por eso no se iban luego sino que se quedaban con los hombres y mujeres de maíz y se pusieron a pensar juntos para juntos encontrar el buen camino que nuevo hiciera el mundo.
Y en eso estaban, o sea que pensándose, o sea que sabiéndose o sea que hablándose, o sea que aprendiéndose, o sea que estándose, cuando la lluvia se colgó en la mera mitad de la tarde sin caerse ni levantarse, nomás estando ahí y los hombres y mujeres del maíz se quedaron mirando y también los primeros dioses y ahí, nomás que se empieza a pintar un puente de luz y nubes y colores y de la montaña venía el puente y al valle iba el puente y luego clarito se veía que el puente de colores, nubes y luz no iba a ninguna parte ni se venía de ningún lado sino que nomás se estaba y entonces se entendieron que el puente de colores, nubes y luz no va ni viene, sino que sirve para ir o para venir y entonces se pusieron muy alegres los todos que se estaban pensándose y aprendiéndose y supieron que eso era lo bueno, ser puente para que vayan y vengan los mundos buenos, los nuevos que nos hacemos. Y rápido sacaron los musiqueros sus instrumentos y rápido se sacaron los pies los dioses primeros y los hombres y mujeres verdaderos y a bailar se pusieron porque ya estaban un poco pensándose y sabiéndose y hablándose y aprendiéndose. Y ya que se acabaron de bailarse, se reunieron otra vez y encontraron que siete veces siete era que siete arcoíris de siete colores tenían que hacerse caminando para que pudieran cumplirse los siete trabajos principales. Y entonces ya se supieron también que terminando los siete seguían otros siete porque los puentes de nubes, colores y luz no van ni vienen, no tienen principio y final, no empiezan ni acaban, sino que se la pasan siempre cruzando de un lado a otro. Y así quedó el acuerdo que sacaron los dioses primeros y los hombres y mujeres verdaderos. Por eso  desde esa tarde de alegría y saber, los hombres y mujeres de maíz, los verdaderos, se pasan la vida haciendo puentes, y en la muerte también se hacen puentes. Puentes siempre de colores de nubes y de luz, puentes siempre para ir de uno a otro lado, para hacer los trabajos que nacen al mundo nuevo, al que buenos nos hace siete veces siete se caminan el siete los hombres y mujeres de maíz, los verdaderos. Haciendo puentes se viven, haciéndose puentes se mueren.

Fragmento de Relatos del Viejo Antonio
Textos del Subcomandante Insurgente Marcos

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